¡Hola! ¿Nos conocemos? A lo mejor sí.
Yo era una niña tímida, más bien “rellenita” a la que los niños tiraban de sus largas coletas en el patio del colegio. Di el estirón y cambié mi exceso de peso por un nuevo complejo; era la más alta de la clase. Mi madre, siguiendo indicaciones de la doctora de cabecera me llevó a una agencia de modelos ( la otra opción era inscribirme en baloncesto como actividad extra-escolar) y comencé una carrera llena de obstáculos que me llevó a descubrir mi verdadera vocación, la comunicación.
Trabajé como modelo muchos años, y digo “como modelo” porque nunca me sentí una de ellas. Yo luchaba contra los centímetros de más que medía mi cadera para poder trabajar en ese mundo que rendía culto al hueso mientras buscaba mi sitio. A los 15 años me llamaron para un casting: una colonia buscaba una chica que “supiese hablar a cámara” para conducir un concurso de baile dentro de un programa de televisión, “La Quinta Marcha” de Telecinco, concretamente. Cuando me puse frente a la cámara y cogí el micrófono esa niña tímida y algo acomplejada, logró brillar, cautivar a los clientes de aquella colonia y a los responsables del programa.
Y la cámara me cautivó a mí. Para siempre.
Así descubrí PARA QUÉ había venido yo al mundo. Me formé en Comunicación, después en Periodismo y luego con muchos cursos de dicción, de voz, de locución, de guión, de teleperiodismo…Y afortunadamente trabajé en televisión durante más de 15 años en distintos formatos y cadenas nacionales, algo que me ha hecho inmensamente feliz.
Ahora me he formado en Programación Neurolingüística y he decidido ayudar a los demás a que logren encontrar y utilizar esta HABILIDAD DE COMUNICAR CON NATURALIDAD a cámara o en público. Sí, yo creo que todos la tenemos, solo hay que entrenarla como cualquier otra destreza.
¿Te animas?